El envejecimiento de las infraestructuras se está convirtiendo en un problema creciente para entidades públicas y privadas de todo el mundo.
Seguimos lamentando la pérdida de vidas en el reciente derrumbe de un edificio de condominios de gran altura en Surfside, Florida. Aunque la investigación sigue en curso, ya en 2018 saltaron las alarmas sobre hormigón agrietado y vigas dañadas en todo el complejo.
La tragedia de Surfside, junto con otros sucesos recientes como el calor extremo que provocó el hundimiento de carreteras en el noroeste del Pacífico y el posterior derrumbe de un puente peatonal en Washington DC que se había considerado en mal estado, han hecho que la gente sea más consciente de la integridad estructural de las carreteras por las que transita y de los edificios que habita cada día.
El Consejero Delegado de Premise , Maury Blackman, escribió recientemente en un artículo de opinión para Fortune que antes de la llegada de los teléfonos inteligentes, identificar posibles señales de advertencia en infraestructuras en ruinas podía ser una tarea costosa y lenta.
Sin embargo, ahora que casi todo el mundo lleva un smartphone con cámara HD en el bolsillo, imagina una solución fácil de aplicar en empresas públicas y privadas. Se trata de capacitar a las personas que recorren esas carreteras y habitan esos edificios cada día para que identifiquen posibles zonas problemáticas y las documenten, de modo que se pueda actuar con mayor rapidez si se considera necesario. Hacerlo así tiene el potencial de ahorrar dinero y vidas a largo plazo al identificar más pequeños problemas en más infraestructuras antes de que esos problemas se conviertan en otros mucho mayores.
Maury explica cómo puede utilizarse la participación ciudadana para identificar áreas de mejora de infraestructuras obsoletas .
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